Todos los que somos parte Anavid estamos desolados, mientras los de arriba juegan a ver «quién la tiene más larga», hay muchas personas que han perdido familiares, han perdido toda su vida y están sufriendo de manera inhumana por culpa de una catástrofe terrorífica.
Queremos compartir con vosotros esta reflexión y si estáis de acuerdo con ella, nos gustaría que a su vez la compartieseis.
Los ciudadanos españoles vivimos entre egos, alternancias, incompetencia, maldad y mercenarios a sueldo. Si a estas alturas hay gente que no se ha dado cuenta que esto no va de colores, sino de vidas humanas, es que tiene un grave problema. Lo que nos ha demostrado la enorme desgracia vivida por los valencianos, es que los ciudadanos somos para los políticos objetos de «usar y tirar» y simples papeletas en una urna.
En España, en concreto, todos los que no somos un rédito económico o político, NO EXISTIMOS y lo que NO EXISTE, SE MARGINA y da igual que seas un ciudadano de Valencia, de la isla de La Palma, de Lorca, un enfermo de ELA, un enfermo de cáncer, un agricultor, un autónomo, una víctima del terrorismo, una mujer maltratada por su pareja, una víctima de violencia doméstica que no entre dentro de la «categoría mujer víctima de su marido o exmarido», o un hombre inocente denunciado falsamente y asesinado civilmente por las instituciones y los medios de comunicación, al ser juzgado y tratado de forma diferente ante la ley y ser privado de su presunción de inocencia sólo por SER HOMBRE. La vida de ningún ciudadano tiene valor para ellos, si dicha vida no equivale a una subvención o representa un posible voto, NO EXISTIMOS.
Hay una serie de TV que representa lo que a nuestro parecer sucede en muchos países y que vendría a ser, en este caso, muy buen ejemplo de lo que sucede en España, «O Mecanismo», «El Mecanismo», es una serie brasileña, en la cual la conclusión final y sentimos si hacemos spoiler, es que los gobiernos cambian, se alternan en el poder, el color aparentemente es diferente, pero es el mismo mecanismo el que lo mueve todo.
Y es que los partidos políticos no son representación de nada, excepto de sus propios intereses, con esto no decimos que no haya personas decentes dentro de los partidos, que creen realmente en las ideas que dicen representar, pero el funcionamiento de los partidos es propio de sectas, en los que sus componentes no pueden tener un pensamiento crítico propio y aquellos que lo tienen, son «decapitados» por insubordinados.
Los medios, la mayoría de ellos «mercenarios a sueldo» de los partidos políticos, pronto dejarán de hablar de la catástrofe que han sufrido y están sufriendo los valencianos, éstos dejarán de ser noticia y serán olvidados, «YA NO SERÁN NOTICIA», como en su día lo fueron los ciudadanos de la isla de la Palma, los cuales viven hoy en contenedores, los de Lorca o muchos otros. El presidente del gobierno anunciará miles de millones de euros en ayudas que nunca llegarán o llegarán a bolsillos desconocidos y la vida seguirá mientras vidas humanas son destruidas y desamparadas de manera continua.
La deshumanización progresiva de los ciudadanos y el asesinato civil de todo aquel que no piensa como ellos, es su credo y no debemos consentirlo. Nos etiquetan por grupos, por sexos, por formas de pensar, por orientación sexual, por tipo de coche… somos para ellos un producto de supermercado desechable con fecha de caducidad. ¿De qué sirve llamarlo «Estado de Derecho» si no hay herramientas para eliminar a estos tiranos de la ecuación?
Todo esto debería acabar con la dimisión de unos cuantos políticos por incompetentes y la exigencia por parte de los ciudadanos de una responsabilidad penal en los tribunales de otros tantos, por omisión de socorro, prevaricación omisiva, homicidio imprudente y lesiones, así como por la destrucción de un plan hidrológico el cual era «demasiado facha» para los gobernantes de turno y los ecologistas de oficina, que lo más cerca que han tenido un bosque en su vida es el parque de su casa, los cuales decidieron que los bosques no se debían limpiar. Ese plan hidrológico pudo haber salvado muchas vidas, no se tuvo en cuenta y que tampoco se ejecutó, simplemente se destruyó, porque los burócratas decidieron que es mejor invertir los presupuestos en «chiringuitos de género» y chiringuitos que promueven el «tráfico de seres humanos» bajo la etiqueta de «migración».
El día en que los ciudadanos seamos conscientes de que nosotros tenemos el poder, de que nosotros somos los que ponemos a los que gobiernan dónde están (ya sea a nivel estatal y autonómico), el día que seamos plenamente conscientes de que son ellos los que deben trabajar para nosotros, protegiendo nuestros derechos y nuestro bienestar y no el suyo. El día que no permitamos que nos controlen y se enriquezcan a fuerza de nuestro esfuerzo y el día que dejemos de pelearnos entre nosotros y nos unamos con un objetivo común, arrimando TODOS el hombro, ese día es cuando seremos por fin libres y dueños de nuestro destino. Tal y como sucede en el libro de George Orwell, «1984», si el Estado pierde el control sobre la población, si deja de controlar a los ciudadanos y éstos dejan de depender de él, perderán su poder. Dejemos de permitir que el Estado nos trate como a niños pequeños, como a enfermos inválidos, dejemos de permitir que nos corten las piernas para darnos una silla de ruedas, dejemos de ser dependientes de «papá Estado», el cual sólo mira por sus propios intereses y no por los de los ciudadanos. Los ciudadanos hemos demostrado con creces estos días en los que los valencianos han quedado desamparados, que somos muy capaces de organizarnos mucho más rápido que los gobiernos de turno y de unirnos ante momentos tan duros, trabajando en equipo y poniendo nuestra solidaridad, el corazón, el alma y las ganas que a los de arriba les falta.
«El día en el que nos demos cuenta de que no tenemos ya nada más que perder, es cuando seremos conscientes de lo mucho que tenemos que ganar»
Por último, al cuarto poder, los medios de comunicación, en su mayoría mercenarios a sueldo de los políticos, recordarles que no se puede esconder la verdad eternamente, algún día os veréis reflejados en un espejo con vuestras manos tan manchadas de sangre como las de los los políticos que os pagan.
Como dijo Kurt Cobain (Nirvana):
«Si realmente eres una mala persona, vas a volver como una mosca y comerás mierda.»
Fotos: @youssef_kouchane y @elmundo.es